martes, 29 de julio de 2008

Cuando las buenas ideas son mal ejecutadas
2008 el año del cometa
Ese es el efecto visual que se le puede informar a los turistas, cuando observan la devastación


Las fotos que ya circulan en Internet, las imágenes que han recogido los canales y las impresiones de locales y visitantes, reproduce los efectos del pasaje de un bólido que cercenó buena parte del camping municipal, ubicado en la costa al Río Cebollatí, uno de los orgullos locales.
Es bueno hacer historia y anotar que hay una realidad clara, el parque que esa es su denominación, ya que no existe en ninguna parte un camping con eucaliptos como abrigo, ya ha cumplido su tiempo y con su porte de mas de quince metros y cuarenta años de existencia se transforma en un peligro para todos. A esto debemos sumarle el avance en varios de ellos del parásito “yerba de pajarito” que lo va “asfixiando” debilitando al árbol. Sumemos también, lo cambiante del clima con la aparición de fuertes vientos repentinos y tormentas imprevistas que amenazarían actividades bajo el amparo de los añosos eucaliptus.

Hasta aquí bárbaro; un anhelo de muchas de las personas que trabajan en la zona y conocen la realidad, la poda de las ramas peligrosas, solicitud que se arrastra desde hace tiempo que este gobierno ha tenido y que a pesar de sufrir el temporal del 2 de mayo de 2006, espero dos años para llevarlo a cabo.
Y se lo afirma quien suscribe que estuvo en el lugar, cuando el temporal y vio desde adentro, colaborando en primer momento en las tareas de apoyo luego del siniestro.

Leemos la mitad del copete, y dice cuando las buenas ideas… porque era una buena definición poner manos al asunto y comenzar a atender los árboles del parque.
Leemos la segunda mitad del copete, … son mal ejecutadas, porque eso pasó.

De un día para el otro, aparece una empresa de Treinta y Tres, supuestamente afincada en Villa Sara. No se sabe si por licitación, por pedido, por ofrecimiento o bajo que términos ya que no se le ha podido arrancar ninguna respuesta a ninguno de los actores, la Intendencia decide otorgarle el corte mencionado. Y menos que se iba a hacer con la leña, aunque luego, todos pudimos ver que ocurría con ella.

La Dirección de Higiene en la palabra de su Director, José Olascuaga, bajo cuya tutela se encuentra Paseos Públicos, manifiesta que se han asesorado por técnicos de las Intendencias de Maldonado, Montevideo y Canelones para llevar adelante la tarea. Es bueno anotar que se labró acta formalizando el corte, donde la firmaron Directores, Asesores y colaboradores ante la Escribana Beatriz Nin, profesional que integra el equipo del gobierno departamental.

Los vecinos protestan y dicen que en el estado que comienzan a quedar, va a demorar mucho en rebrotar, si lo hacen. Y es mas factible que se sequen a que continúen con su ciclo.
Tampoco se toman las medidas que se utiliza en estos casos, aplicando protecciones a los lugares superiores de los cortes, para impedir que se amontone el agua, entre otras acciones. Se esta a tiempo de hacerlo.
Se corta a una distancia promedio de los cuatro metros, dejando en gran parte del parque, enormes “horcones” prontos como para usarlos de techo y colocarles malla sombra (va una idea para los oportunistas de siempre).

Se arremete al árbol, utilizando tractores para cincharlo luego de un corte, sin quitar las ramas grandes, o sea prácticamente volteando el árbol. Ello llevó además a que en esa caída prácticamente descontrolada, se rompieran varias mesas, bancos, muros y parrilleros del ornato del parque, sin contar parte del techo de los baños, ubicados en la zona de La Virgen.
Pero al no conocer los términos del contrato, cesión o licitación, tampoco sabemos quien se hace cargo de las roturas.
La leña gruesa se va para el aserradero de esta empresa. Los gajos y ramas, fueron trozados y todo el vecino que quiso, arrimó su carrito y la cargó.
Pero vuelvo, la leña gruesa, se va. Y saben por que me queda la duda de las verdaderas intenciones. Porque vi caer mas de un árbol “sanito”. Ejemplar de gran porte y que no había motivos para derribarlos de esa manera. Ni que hablar que esto que digo esta documentado con fotos y filmaciones.
Si la excusa era que algunos tenían “yerba de pajarito” y eso los hacía peligrosos, bueno en estos casos, eran árboles fuertes, sanos y por eso tentadores, “cayendo en la voltiada”.

Y otra, comenzaron a esta hora a atacar los árboles que colaboran en detener el desmoronamiento de la barranca. Atención, luz amarilla, en la costa.

Aportes
Y para las personas de fácil enojo, les aporto que no es mi intención hacer crítica destructiva o aprovechamiento de una circunstancia. Somos capaces de aportar. De hecho insisto en el copete, una buena idea….

Tal vez una mediana planificación que hubiera permitido ir recambiando el parque en un tiempo no mayor a diez años. Sacando todos estos árboles peligrosos en forma ordenada; ir haciéndolo pieza por medio y comenzar a plantar especies que mejor se adapten al futuro camping. Creo que iba a ser de mucho menor impacto visual y social.
Si los mismos vecinos observan los cambios paulatinos y se ve el trabajo en pro de una cultura de aporte al turismo, sería mucho más productivo y no atacar sin remordimiento a la naturaleza, a la gente (que se acostumbra y mal) dando sensaciones de poca idea que es lo que se quiere, por lo menos, en este tema.

Los vecinos
El tema estuvo en la discusión de todas las esquinas, comercios y hogares.
Gente que se azoraba en silencio, otros lo manifestaban, otros no les importaba y otros apoyaban, es justo decirlo, aunque no se hicieron encuestas, para conocer datos.
Pero vecinos que entendían que se producía un daño importante se movilizaron e hicieron un pedido de amparo para que se detenga la poda, hasta que se conozcan informaciones de los técnicos citados.

Reflexión
Cerramos con la reflexión de un vecino que mediante mensaje de texto en un programa radial en Charqueada, apuntó con dos cosas “esto solo pasa en Charqueada, a que en el Olimar no tocan ni uno. Son los mismos eucaliptos y allí acampa mas gente”.


A orillas del Cebollatí (y ahora casi sin sombra), Walter Acarino Ipuche

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